domingo, 28 de marzo de 2010

El Canto del Suicida (I)

Canto a la ternura sin precedentes (Poemas incendiarios) POEMA-CAP. 6

El Canto del Suicida en su último grito que te utiliza como su cuerpo de mujer: Otras palabras tuyas en el crepúsculo.

Ni falta hacía que me advirtieses de tus “malas” intenciones, ¡o de mis pésimas costumbres! Siempre fui tan suicida como tú. Siempre fuimos tan suicidas los del corazón recto, las rectas intenciones, ¡las hermosas! Las rectas, las hermosas intenciones... Y por eso malas, por ello suicidas. ¿Has venido para ayudarme a consumar lo que debí cuando tenía 21 años? Compadecida tú ya que al fin descansando de toda esta mierda a la que dicen mundo.

...recuerdo ni exactamente tus palabras. Podrías echar una ayudita, ya que andás por ahí de Sombra, de Aparecida, a los microtúbulos, sus sodios y potasios, del recordar.

¿Me utilizas como tu cuerpo de mujer?
¿Quieres escribir con mi mano palabras tuyas además del "Sólo veo rosas...", “Vos no está sola”?
Ya lo intentamos;
y efectivamente noté cómo me la movías...
Pero guasona hasta en la ultratumba, figura y genio, sólo esbozas parecidos garabatos, perdona, a los dibujos de tus cartas. Garabatos por los que yo pagaría, si dinerito tuviere, más que por Picasso. Si descubro el tesoro terreno, además del espiritual, de los cátaros, pueden venir a aprovecharse, todos ustedes que los tienen, ofreciéndome sus lindos “garabatos”.

....Y el sueño de los años setenta -mil novecientos y- donde aparecen láminas, cartas, ilustraciones, en la gaveta misma donde unas fichitas con nombres de autores introducidos alfabéticamente en unos pequeños cajones, al tirar de cada uno y descubrir el contenido de, por ejemplo, "El Quijote", sangre veía, según se iban abriendo todos, sangre. Ensangrentado Palais du Vocabulaire, mi querida condesa.... ¿O conde? ¡No elijás Athanor que es mi seudónimo! (Y mira que me pesa ahora el ser inmortal como Drácula y no haberme muerto a mis 21 años, personas hay que no debimos vivir más, ¡que menos debimos vivir! ¡que no debimos vivir nunca!, nacer aquí) Tampoco Algol ¿Quién dijo Báthori, mi pequeña condesa? Lo que hay en los cajoncitos de la gaveta ¡es nuestra sangre! La que manó del Verbo, no sólo corona de espinas, Lorca, Miguel Hernández, o tus Isidores, tu desgraciadísimo, al igual que Poe en aquel callejón, Nerval ahorcado, Artaud y sus dolores. Hay mucha sangre aquí, archivos policiales tanto crimen impune, Lautréamont desaparecido misteriosamente=asesinado.

Me has utilizado en el "Canto del Suicida" del mismo modo que yo a ti.
El Canto del Suicida... Me advertías del síncope (ictus 2004)
Nos hemos compenetrado como los caracolillos bisexuales, dando-recibiendo ambas: Me utilizas suicidándote-me, suicidándote-me que imposibilitaste mi vida; te utilizo para hacer flotar mi muerte sobre esa superficie de mar sucio del mundo... Caracolillos bisexuales. El pobre caracolillo que alguien sin compasión, sin siquiera percibirlo, pisaba entrando a la casa arrasada donde mi Amor moría, mi Amor me la mostraba. "Así es como tratan lo que la casa contiene, al igual que al caracol de la entrada", parecías decirme... Registrando en la oscuridad de la casa quemada. Ahí sí que se le voló, y sin lenguaje sin testimonio de los delitos, el tejado a la casa. Ahí sí que volaron todos los fajos de tus cartas desabrochados al simun, todos tus originales, a la voracidad inquisitorial de la anodina criminal heterosexualidad.

Cuerpo de mujer, yo, del suicida
Cuerpo de mujer yo del suicida
........Cuerpo de mujer

¿El Suicida dará por mí su último Canto, su última Palabra de cómo lo ultimaron?
¿Y será mi propio testimonio, será tuyo, testimonio de todos los SUICIDIOASESINADOS?

Carmen López Iglesias Lunes, 31 Octubre 2005 20:14 Enlace Permanente Comentarios (0)
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