sábado, 17 de abril de 2010

Los premios “besos de Judas”

Canto a la ternura sin precedentes (Poemas incendiarios) POEMA-CAP.53

Hoy a 14 de diciembre -2005- escúcheseme lo que se me dice en el crepúsculo
Alguien dice de mi labor, una pariente pequeña y cercanita a la que tomo en brazos en algún momento (¿Alejandra haciéndose pasar en lo onírico por ese bebé al que aúpo?) Dice: -Fue presentada a los premios “Besos de Judas”.

Premios “besos de judas”
Creo que así se debería llamar todo lugar donde yo aparecí con mi labor para sólo obtener a cambio tal “caricia” del ignorante o el prepotente que ni siquiera discípulo.

Aunque PREMIOS BESOS DE JUDAS, todos. Se supone que existen para apoyar la obra maestra, o la futura maestría de alguien, no para hundirla sin haberle prestado el mínimo caso. Los premios son ese beso de Judas que traiciona su cometido. O ese populacho eligiendo a Barrabás frente a cualquier Cristo, si sabemos que Barrabás era simplemente un salteador de caminos, nada de revolucionario.

Premios “besos de Judas”. Y estos ósculos negros donde más se prodigan: tribunales poéticos. Ellos que debieran dar ejemplo a esos bochornosos carnavales que son los premios de novela.

Premios “besos de Judas”, es también esta exposición donde los autores sin recursos nos presentamos.... a nadie.

Y dejo que siga defendiéndome en el crepúsculo la niñita a la que aúpo. Quizá en el Otro Mundo tantas veces colindante con este estado crepuscular onírico nuestro, ella tenga audiencia.
Pero ello quedará para el mar colectivo del inconsciente... De donde quizá alguna vez emerja; espero no hayan pasado siete siglos, pues al mundo que pisamos y su solidez, además de salidez, le quedan apenas un puñado de horas. Aunque mucho me temo que nací para ser la perpetua enmudecida por esos “besos de Judas”. Esperemos a ver qué nos depara 2012. Quizá me cumplan ese único deseo: Llevarme a todos conmigo, si esta es la justicia que en este mundo alcancé.
Todos juntos de una sola tacada ante los Tribunales de Maat, la Madre eterna, Eterno Espíritu, Ella que juzga precisamente nivelando los corazones con una pluma. Tanto peso en las palabras. Y allí sí que no valdrán tribunales amañados o premios “besos de Judas”.
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