lunes, 19 de abril de 2010

Fin del mundo en azul

Canto a la ternura sin precedentes (Poemas incendiarios) POEMA-CAP.62

Madrugada del 18 de febrero de 2006 sábado
En el cine de Onir:
Amanece o anochece, CREPÚSCULO (Esos de los que están nutridas las mejores literaturas, bien lo supiste Alejandra) EL FIN. ¡Un azul tan intenso, todo tan azul, un azul casi vivo!

Alguien, que puedo ser yo pero cuyo género es masculino, montando sobre un gran pájaro, puede ser un cóndor, debe matar a alguien; empleo éste que ya había desempeñado otras veces. Y a bordo de ese pájaro llegaba al lugar donde debía cometer tal acción. Esta vez al partir para eliminar al enemigo que tocase, el gran pájaro asemeja un cohete. Yo, a la vez que lo veo desde tierra, monto el pájaro. Pero antes de llegar al destino y arrojarse desde el pájaro a tierra como hiciese en similares ocasiones, detecta algo de lo más extraño….EL INMENSO AZUL. Llama a su colaborador o base en tierra advirtiéndolo, mientras cae del pájaro: “Algo muy extraño le está sucediendo a la Tierra. Parece el fin del mundo.”

Decimos que al tiempo de montar el pájaro, somos ese observador u observadora en tierra. Pero curiosamente (Y cuántas de estas curiosidades en las pantallas oníricas. Hechas a base de esos planos las pelis de nuestros sueños) esa “observación desde tierra”, no está en tierra sino en una especie de ascensor más parecido a un teleférico a inmensa altura. Tan inmensa su altura, que toma cuerpo de cabina en una nave espacial, nave suspendida en órbita geoestacionaria. Allí, conmigo, mi fallecida abuela, Juana de Tarsis o Gadir, como la llamamos en recuerdo a sus antepasados.
-¡Sí, algo está pasando! –Exclama ella.

Todo tan azul desde allí. Inmensamente azul la Tierra; pero también el cielo, nada de negro firmamento del espacio. Parece que la Tierra se está…PARANDO.
Y en ese momento, cual si el teleférico frenase balanceándose, o como si el ascensor se quedase colgado de una precaria suspensión, pienso, más que le digo a mi abuela:
-Pues así hasta que se nos acabe el aire.
“Tampoco es un fin tan malo”. Reconociendo para mis adentros lo que a ella no le digo.

Un fin del mundo hasta que se nos acabe el oxígeno del lugar donde estemos.

“Si frenase la Tierra de repente, en el plazo de unas horas se desacelerase por completo, perdería su atmósfera”.
Se introducen los conocimientos de la vigilia en el soñar.

Después de soñar este azul fin del mundo cual la tela de un cuadro en la mañana de un sábado, despertamos viendo correr por la almohada ¿saliendo de una? la arañita de otros tiempos, también por el techo. Aunque esta vez vemos, notamos, algo más añadido a esta visión de la arañita al despertar, algo que nunca sentimos en otras ocasiones que la vimos en nuestra adolescencia juventud: Más que ser biológico, parece engendro mecánico y no son patas aquello con que se desplaza o cambia de posición….SON A MODO DE ENJAMBRE DE PARTÍCULAS.

Qué oportunamente ha frenado la Tierra ¿Para impedir que se ajusticie a un canalla, tienen toda esa suerte -con tal de que no reciban en este mundo su merecido, hasta el miserable sistema gravitatorio decide frenar, anularse-, para impedir de un canalla su merecido final, o para salvar a un inocente… a dos, dos inocentes: el ajusticiador, salvarle de su error, y el a ajusticiar?

2010-04-19
Ignoro por completo a qué venía esta reflexión interrogativa final. Saddan Hussein sería ahorcado ese año; pero desde luego el tipo no era ningún inocente. Otra cosa es si la pena de muerte es inocente o no. Desde luego la razón está del lado de los que hablan en su contra, aunque la ira, a veces, nos ponga del lado de la sinrazón. “No matarás” es un precepto a no incumplir por nadie en ningún caso. Ni siquiera los suicidas. Ni siquiera a todos esos pobrecitos animales que matamos para comer, seguramente. O estamos de un lado o de otro; debe ser así de simple. Aunque tantas veces eso tan simple de cumplir que sería, o hubiese sido, para todos los asesinos y todos los dedicados, pasados y presentes, al ejercicio de la guerra, se convierte en materia de lo más ardua de cumplir desde la óptica de la víctima o sus cercanos, ¡o desde la óptica de los que viendo sus vidas cercadas por el fuego de males peores que la mismísima muerte, optan por ésta como la única legítima defensa que pueden esgrimir!
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