sábado, 10 de abril de 2010

¡"La que suplicó llamas y ardimos", Resucitemos!

Canto a la ternura sin precedentes (Poemas incendiarios) POEMA-CAP.41

Y no quería narrar más sueños de los años 68 a 80 rescatados en libro para Vos, ya que si del lago del inconsciente colectivo venidos, ese lago del cual tu alma y mi alma deben ser gotas tan próximas, deben provenir de Vos, por Vos su onda removida para alcanzar a tu próxima, y así fundidas en el mar colectivo de la Conciencia del que yo te rescato, tú me rescatas, en ese entrar en fase, ser uno dos. No quería narrar más sueños, de hace tantos años, sueños de ahora; pero los acontecimientos oníricos in extremis de hoy 3 de enero de 2006, lamentablemente otro año, nos obligan a hacerlo, una vez más, con los sueños presentes:
Me dices en el sueño de hoy que efectivamente eres aquella que yo resucitaba en otro sueño hace treinta años y que para ello, resucitarte, ¿debo conducirte?, ¿tú conducirme? al lugar apropiado.
¿Sera el “lugar apropiado” este país de los renglones, esta tan inmisericorde fosa cual otra cualquiera? Allí se nos asfixia, nosotras fabricando la soga, increíble atributo de penetración, sea por el cuello, oídos, ojos, corazones, renglones fantástico hilo, tanto como Canto del Alma, Sutratman, tú que mantienes unido el Cosmos.

¿Tú eres la muerta que debo resucitar, tú mi resucitadora? Mi voz filtro mágico levantó un cadáver, iluminaba un sexo. ¿A tu Voz filtro mágico amadísima profeta que levantó el cadáver de mi vida, toda vida en este mundo lo es, para hacerme alma en tu alma mediante abrazo de ultratumba, a ti te levantaré, tú mi resucitadora?

¡Y hasta ahí llevamos LA REVELACIÓN POÉTICA!: Si Cristo pudo resucitar, ¿qué impureza nos impide a los demás hacerlo, qué falta de conocimientos o de fuerzas, qué pequeños sentimientos? ¿En qué amó menos mi Voz filtro mágico para que la Física de la Todo Teoría, o del Más Allá Más Acá conjugada, no nos la devuelva, en qué se esforzó menos, en qué fue menos recta? Ella amó a su Amor mío perdido, en eso fue hasta menos cínica que los supuestos Redentores que ¿a quiénes salvarán sus Salvaciones? ¿Porque a él se le antoje, me privará de mi otra vida, mi eterna, mi total, esa que me tengo más merecida que cuantos le siguieron y si se me apura, hasta que él, si se me apura a esos extremos de honradez expresiva? ¿Porque yo diga que intento resucitarla, que sueño, que aspiro a ese imposible, habrá otro que resucitó que considere mi intención punible? ...Sois muy miserables humanos.

¡La que suplicó llamas y ardimos, Resucitemos! ¡¡RESUCITEMOS!! SEA QUE SE ACABE EL MUNDO EL VERTE APARECER MUCHO MÁS RADIANTE QUE DIOS EN MI VIDA, EN ESTA VIDA.


2010
Deberás conducirme, yo conducirte, al lugar apropiado. ¡Al CERN mi amada onda lila muy más allá del ultravioleta!
Más veloz que la luz, velocidad A –en tu honor nombrada- y los efectos preceden a las causas; yo, tu efecto, siendo entonces tu causa, te redimo el suicidio. Tú, mi efecto, aquello, aquel ser que jamás pude encontrar pues ya no estaba; y entonces sí, pues habrá regresado aun antes de partir.
Al CERN deberás conducirme, si ellos no lo encuentran. Si no encuentran la puerta que comunica ambos mundos, que hace de los dos uno, si no encuentran la física de los orígenes, física del final. ¡Tu física alma! Lo físico de todas las almas, el alma de todo lo físico: su lo esencial. Y es una energía, una energía misma que ha de tener todo, que tiene todo, para apoyarse en su colectiva unísona vibración. Tal que en aquella Parábola del Jesucristo yendo tras la pequeña oveja perdida, la pobre extraviada, ninguna onda decaerá, ninguna energía será esa extraviada, esa perdida, pues ni se crea ni se destruye, ni, por tanto, decaerá; ninguna energía decaerá para engordar a otra, y ambas perdidas, ninguna se saldrá de vibración o propósito. “¡Algo igual a sí mismo para siempre!”. Se mesarán los cabellos los enamorados de la entropía y de todos los cementerios, esos que medran de y en las tumbas, desde clérigos a físicos.

Pues así será. Sólo necesita llegar A SU LUGAR APROPIADO. Sólo necesita vibrar una vez para contagiar todo. Esa reacción en cadena. Esa cascada cayendo hacia arriba, ese libertarnos de todas las gravedades convirtiéndonos en centros como el Universo lo es en cada punto de sí mismo. Piel de Universo, Red de Indra, que siempre lo supiste y jamás nos dejamos contagiar esa enseñanza.
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