sábado, 10 de abril de 2010

Religión del Nombre, Acta Fundacional

Canto a la ternura sin precedentes (Poemas incendiarios) POEMA-CAP.39

¡Ah del género femenino ¿exististe alguna vez?! No hablo de, ni con hembras programadas, las máquinas, sobre todo si tan emputecidas cual sus hacedores, las máquinas y yo no nos llevamos.

Ya que mi condena es de lo más absoluta al mundo hetero macho y todo lo que contiene, producto del crimen, o labor, como la de una, de penados, labor de la que beneficiándose todos, como ahora contemplar las Pirámides u otros lujos de Catedrales Palacios, ¡y la vida y el horror padecido hasta que la perdieron que les costó a los que las levantaron!, escribir los libros por los que te asesinaron, ¡o peor!, fuiste dado por inútil por prescindible y a peor muerte, silenciamiento, condenado; pues mi condena absoluta alcanza a todo, sobre más cultura, religiones; religión, la que en este occidente que se cree tan próspero y libre se practica, el cristianismo y sus macho-mariquitas, asesinos misóginos inventores, clérigos del romano Vaticano, ni remo, ni barca, romo, torpe sitio, semejante cloaca para la sana razón, correctos sentimientos; pues mi condena llega hasta ahí y a formular la poca dignidad demostrada por las mujeres desde los tiempos, ¡no ya de Juana de Arco cuando Cristina de Pissan escribió su “Ciudad de las mujeres” dando una pista a estas inútiles y lo que debían hacer, agruparse y separarse del macho sucio asesino torpe depredador!, la poca dignidad de las mujeres desde los tiempos de Sibilas y Sacerdotisas de la Antigüedad para acá, cuando el machismo haciendo acto de presencia, de un traidor –¡ellos, los paridos por ellas!, ¿de cuándo el machismo y su parirse por el ano hubiese puesto en el mundo su semejante cagada inteligencia existencia, carajo carajón?- tajo acabó con la sana evolución del mundo. Dada pues mi condena, ésta debió ser la Religión del mundo occidental, o mejor, de todo entero mundo, una vez el Cristo fallecido que al poco fundaron la multinacional que todavía en nuestros días, ya desde Alejandría descuartizando a Hipatias, en Iberia, península itálica, continuando la labor del imperio romano de asesinar desprestigiar violar quemar Sibilas y otras Grandes Damas ardiendo por la tierra de Oc junto a toda decente Gnosis heredera de Miriam de Migdal y su mejor Evangelio, ardiendo toda Perfección Pureza Catarismo; ésta debió ser la Religión, cuya Acta Fundacional extiendo hoy aquí, debió, ¡DEBE SER LA RELIGIÓN!... SI ES QUE EXISTE EL GÉNERO FEMENINO, que esa es otra. Tanto abrirse de piernas y acabar por parir no significa que el género femenino exista, que exista su dignidad. Ésta es la Religión, del Nombre, RELIGIÓN DEL NOMBRE –de los Mares- y para su fundacional Bere’schít puedo valerme de la poética prosa que el judío español Moisés de León redactor del Zohar –Esplendor- rescatase, no precisamente de Judea, cuando seguramente de Iberia, de aquí, de Iberia y sus asesinadas Damas, bastante más imponentes que la de Elche o de Baza: “Mi (LA CIELA, Arriba, la Hembra -el paréntesis es mío-) bara Ma” –Abajo, el Tierro, el macho- “Mi crea a Ma”. Y aquí, en esta Acta Fundacional de la Religión del Nombre utilizando conocimientos tan antiquísimos como los que manejase Moisés de León en la Península Ibérica (Algo así como las “Cuartetas” o escritos perdidos a los que tuvo acceso Michel de Nostradamus ayudado por su catalana mujer; “Cuartetas”, o lo que fuesen en su origen, uno de cuyos versículos reza: “el tesoro encontrad –o encontrado- en Barcelona”), “Mi bara Ma”, cómo no recordar las palabras que Alejandra Pizarnik me dirigiese mientras apretaba contra el suyo mi espíritu, y tras lo cual dejándolo caer: “Recuerda cómo la hembra fertiliza al macho”. Quizá: Recuerda cómo Mi fertiliza a Ma. Aunque si continuamos con el libro del Esplendor, vemos que también “Ma bara Mi”, o Ma también fertiliza, también crea a Mi. Tú me creas con tu abrazo desde las Cielas; desde los condenados Tierros, te creo y creo yo. Creo en ti mi Aparecida, no me engañaron los sentidos, ni en aquella visión, ni cuando tu Voz en mi oído, yo oyéndola antes de que me llegase la única cinta, en cd, que con ella dejaste grabada.

Estúpido género femenino que habitas la Tierra, aquí tienes la Religión que te devuelve tu dignidad: MAMI MIMA, MIMA MAMI, se llama, Religión del Nombre. ¿Qué otro más mimoso que MAMI MIMA, MIMA MAMI? Una Religión en la que se adore a la Gran Madre Universal, la mismita que en la Antigüedad muy mucho antes de Cristo, y no a ningún puto usurpador asesino torpe padre.

Y esta Acta Fundacional es otro y más de peso motivo para que si se perdiese todo cuanto escrito por la humanidad, dado que ésta se perdiese, y se salvasen estos renglones, podrían los mismos obrar de aviso para la futura y decente Acta Fundacional de la nueva Humanidad...
…Aunque seguramente otra nueva barbarie sucedería que se encargase de la correspondiente nueva quema cátara, nueva quema en el Capitolio que entonces fuese, de este escrito, memoria de las Sibilas, auténticas Mentes de Dios, nuevas Sibilas aunque ya no de Etruria, Thera, o Iberia, y de milenios de antigüedad sus palabras ya en los tiempos de otro nuevo Estrabón por otras nuevas Tarsis o Gadir.

A DICIEMBRE Y 2005
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