martes, 20 de abril de 2010

Neuronas son arañas –nov. 2009-

Canto a la ternura sin precedentes (Poemas incendiarios) POEMA-CAP.67

Hasta Borges debió quedar extasiado, si llegó hasta él lo que contenía el papel de la leyenda (yo siempre creí una leyenda eso del papelito con esos dos versos)
Los dos versos de Alejandra en lo que quieren las últimas palabras que escribiese ella en vida, denotan la "preciosa precisión", como diría ella, con la que se situaba ante las palabras: quitando lo que sobra para que mejor suene.

Escribe ella, deshaciéndose de la falacia del “prisionero”:

“en el centro puntual de la maraña,
Dios, la araña”.

Borges dijo:
“En el centro puntual de la maraña
Hay otro prisionero, Dios, la Araña”.

Y que la poesía no es un soneto bien rimado
que tanto sabe a prosa,
sino un modesto pareado
que huele a rosas
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